San José, 23 de marzo de 2023. Es probable que quienes ingresan al edificio del Archivo Nacional por la puerta del sótano ya hayan conocido a “Archi”, un gato que se ha ganado el corazón de quienes trabajan en la institución. Hay un grupo de gente voluntaria que vela porque cuente con todo lo que necesita, es objeto frecuente de fotografías e incluso acompaña a los encargados de seguridad en sus rondas nocturnas. 

¿Cómo y por qué llegó Archi al Archivo Nacional? Marilia Barrantes, médico de la institución e integrante de la Comisión de Salud Ocupacional, nos habla al respecto en esta entrevista.

¿De dónde surgió la idea de que el Archivo Nacional contara con un gato como mascota?

Inicialmente se trató de un tema de evitar crueldad animal (hacia los ratones) y evitar el uso de venenos (con su eventual afectación al medio ambiente). Dado que somos un archivo tenemos mucho papel y los roedores son un riesgo importante de daño al patrimonio nacional. Entonces propusimos el vector biológico como coadyuvante, y si salía bien que nos dejaran conservarlo. La sorpresa fue que el mayor beneficio se dio en el clima organizacional; el gato se convirtió en un eje social. Cabe mencionar que esto empezó en medio de la pandemia, cuando la mayoría del personal estaba en teletrabajo.

Fue así como un grupo de funcionarios nos organizamos. Se empezó a madurar la idea y una de las personas nos comentó que en Europa, y en especial en Rusia, los museos usan gatos como control biológico de plagas. Otro compañero comentó que el Archivo Nacional de México llegó a tener más de 100 gatos en su momento. De hecho hablé con el director del Archivo Mexicano en ese momento quien nos dijo que ya no tenían (por el tema de la pandemia, los gatos fueron ubicados en casas). Pero explicó que, efectivamente, ellos los habían usado porque el edificio de esa institución había sido una cárcel y los gatos estaban ahí primero.

¿Cómo ha sido el proceso para cuidarlo y preparar sus requerimientos?

Para organizarnos se hizo un grupo de WhatsApp en donde nos pusimos de acuerdo para tramitar el permiso con el Director General, quien acepto la iniciativa dejando claro que la institución no podía aportar recursos de ningún tipo para sus cuidados y que todo lo correspondiente al gato vendría de la organización de los funcionarios.

A través del grupo de WhatsApp y posteriormente de TEAMS (cuando ya fue oficial) se organizan recolectas de dinero y rifas, así como se atiende cualquier otra situación. El personal ha sido muy colaborador para temas del gato. Se comparten fotos y las historias divertidas del gatito, así como situaciones que ameritan ser atendidas.

Para efecto de visitas al veterinario, una clínica cercana al Archivo nos hace descuento por ser un gato adoptado por el personal. Varios compañeros prestan el vehículo para trasladarlo, otros compran la comida y en obediencia a los consejos de evacuación de la Comisión Nacional de Emergencias, tenemos un brigadista especial para evacuar al gato.

Las rifas se hacen con periodicidad según las necesidades del gato y se mantiene una caja chica por cualquier imprevisto. Es importante mencionar que nuestra compañera Grinverly de la empresa de seguridad le dio un super rascador de regalo, y que muchas personas consienten a Archi de manera tal que ya tenemos un pequeño problema de obesidad felina.

¿Cuál ha sido el aporte de Archi a la institución?

Efectivamente los gatos son controles biológicos de plagas de roedores y por su instinto de caza mantienen a raya a ratones y pájaros. Es por esto que se decidió que se mantuviera en el área del sótano y cercanías del comedor, que es la zona donde suele haber más restos de comida del personal y con lo que se mitigaría el riesgo de atracción de roedores por los basureros. Si bien es cierto el personal de la limpieza es diligente en la recolección de desechos de este tipo, no está de más reforzar el control biológico.

Sin embargo, la mayor sorpresa y el mayor aporte de la mascota ha sido en la parte de clima organizacional, a nivel de mejorar y reforzar relaciones interpersonales entre todas las personas que trabajan en la institución, se trate de personal de empresas subcontratadas o de personal de planta.

Ha sido muy interesante ver cómo mejoró la comunicación entre personas de diferentes departamentos al tener en común el tema de la mascota, es ver el cariño compartido de quienes tienen una mascota en común, el agradecimiento que expresan con las personas que lo cuidan, entre muchas cosas positivas. El gatito que llegó a la institución en mayo del 2022 tiene una personalidad muy singular, disfruta de las caricias, busca atención, recibe al personal en la entrada a la jornada laboral y los despide a la salida y se ha convertido en un "canalizador de estrés". La interacción por la mascota termina de derrumbar brechas entre personas que normalmente no interactuaban entre sí; ahora se saludan, comparten grupos de WhatsApp y ha mejorado la identificación del personal con la institución.

También es importante que le damos un mensaje a nuestro público que se interesa por la mascota, de trato respetuoso a los animales, de compromiso ecológico con la búsqueda de alternativas naturales a las plagas y de trabajo en equipo.

¿Han habido sorpresas en la experiencia?
¡Más de las que cualquiera imaginó! Cabe mencionar que Archi es un segundo intento. En la primera ocasión una compañera que es rescatista de gatos nos trajo una gata hermosa; pero sin la personalidad social de nuestro gato actual. Ese intento fallido terminó en una pobre gatita estresada escondida por dos días en los terrenos del Archivo Nacional y con un equipo de búsqueda en una noche lluviosa por las zonas verde. Afortunadamente tuvo un final feliz, ya que un compañero adoptó a la gatita quien ahora se llama Lola y vive feliz con su humano.  

Cuando nos llamaron para que volviéramos a la modalidad presencial, ya teníamos la capacidad instalada para recibir a un gato (cama, rascador, arenero y hasta alimento). Varias personas ajenas al primer intento nos avisaron que por las cercanías del Archivo Intermedio andaba un gatito enfermo, y al tercer día de ese rumor, una de ellas me escribió para pedirme si tenía comida de gato porque había aparecido un animalito en el Intermedio, que maullaba, estaba flaco y que lo único que tenía ella para ofrecerle era manzana y que se la había rechazado (me parece hermoso que la compañera que inocentemente le ofreció manzana a un gato callejero y buscó ayuda, es una persona que le teme a los gatos). Efectivamente la señora de limpieza nos trajo la comida de gato que estaba guardada y se la llevamos, el momento quedó grabado en video donde se ve a nuestro Archi que entró feliz a comer al sótano y nunca más se fue.

Una de las sorpresas más agradables es ver la excelente aceptación de nuestro público a nuestra mascota, en una ocasión entró al Archivo Notarial y las personas usuarias lo acariciaron felices. Cuando la compañera de atención al público se percató de inmediato se disculpó y lo iba a espantar. Para sorpresa de ella los usuarios bromearon pidiendo que no lo sacara, pero eso sí que no lo colara en la fila de atención.

¿Conocen de experiencias similares en otros Archivos?

Nuestra referencia fue el Archivo Nacional de México.

Científicamente se ha comprobado que las mascotas tienen impacto positivo en manejo de estrés, y me parece que nuestra mascota efectivamente cumple un papel importante al ser una forma de manejar el estrés de nuestro personal y un aporte enorme para la identidad de la organización. Nuestra institución tiene un antes y un después de nuestro Archi, que definitivamente nació para ser un gato de un archivo, más que por su destrezas como cazador por su habilidad social para demostrar la unión de grupo, el respeto y compromiso de un equipo de trabajo para con los animales.