NUESTRA
OPINIÓN
La ética en las
instituciones
Alejandra
Chavarría Alvarado / Profesional Unidad de
Organización y Control de Documentos Departamento Archivo Histórico
descripcion01@dgan.go.cr
La ética en los espacios institucionales,
con frecuencia es un concepto mal interpretado y poco comprendido.
El principal problema, es que se concibe
como un ideal o una aspiración, como algo intangible y lejano, conllevando
a que, tanto las personas servidoras, como las que definen los procesos y
planeamientos, no logran entenderla como un referente que se encuentra
presente en el accionar diario de las organizaciones.
Cada actuación de la persona funcionaria,
implica una conducta ética, en su forma de relacionarse con los demás, en
el desempeño de sus labores cotidianas, en el “hacer bien aunque nadie nos
está mirando”.
La ética es una vivencia, no solo una
noción, y bien vale la pena saber que desde tiempos muy antiguos, el ser
humano ha tratado de comprenderla y definirla.
Integridad, vocación de servicio, respeto
y consideración, son algunos ejemplos de valores éticos que están presentes
en aquellas organizaciones que no solo hacen bien su trabajo, sino que,
también contribuyen a hacer del mundo un lugar mejor.
Las organizaciones deben incorporar esos
y otros valores en todos sus procesos para minimizar los riesgos que
atentan con el cumplimiento de su misión y con la vocación de servicio,
pilar fundamental de la función pública.
La ética es la base que sostiene el
edificio social de las instituciones, lo sostiene en momentos de crisis e
incertidumbre, es contagiosa e integradora, favorece un ambiente de trabajo
sano y es potenciadora del desarrollo humano.
Como el insumo valioso que es, la ética
debe promoverse y revisarse permanentemente para erradicar malas prácticas,
fomentar una cultura de servicio y un ambiente agradable y humanizado.
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